Después de leer que la focaccia genovesa se puede encontrar en Buenos Aires y que Boccadasse tiene un equivalente argentino, alguien podría esperar que estos interesantes paralelos terminen allí, pero ese no es el caso.
La razón principal es que estas historias entrelazadas que conectan Liguria y América Latina no son el resultado de la casualidad: una larga tradición de viajes y comercio vincula estos lugares y explica por qué hay tantas referencias cruzadas.
Una historia probablemente menos conocida es la de Zena do Pacifico: una ciudad caracterizada por su importante puerto, casas coloridas, muchos funiculares, también conocidos como Ascensores Municipales, y empinadas escaleras que conducen a impresionantes miradores.
Como habrás comprendido, esta no es Génova, sino su contraparte en Sudamérica: Valparaíso, en Chile
El origen de su nombre se atribuye a Giovanni Battista Pastene, un explorador genovés nacido en Pegli a principios del siglo XVI. Este navegante estaba explorando el actual territorio de Chile al servicio del Rey de España y, llegando frente a los cerros de Valparaíso, definió ese lugar como “Valle del Paraíso”, habiendo quedado fascinado por su belleza.
La mayoría de los migrantes ligures que llegaron a Chile eligieron Valparaíso como la ciudad en la que instalarse, probablemente porque ofrecía la posibilidad de trabajar en el puerto, un campo en el que muchos ya tenían experiencia.
La ciudad terminó reflejando esta fuerte presencia regional, con todas las características típicamente ligures enumeradas anteriormente, y todavía es posible conocer gente que habla zenéize allí.
Curiosamente, incluso en Valparaíso se puede comprar un trozo de focaccia genovesa – me aconsejaron la de cebolla en particular – en la tienda de pasta fresca llamada, como era de esperar, “Zena”, que también ofrece ravioles, ñoquis y pansoti.
Caminando por la ciudad también se puede encontrar una estatua de Cristóbal Colón, un mosaico de la Madonna della Guardia y uno de la Lanterna, una pastelería llamada “Superba”, y muchas otras pequeñas referencias.
Un lugar imperdible es el mirador de Camogli, desde el que se puede admirar la ciudad desde arriba y observar pequeños mosaicos con los nombres de las principales localidades ligures.
Se estima que más del 50% de los italianos que viven en Chile son de origen ligur, descendientes de emigrantes que llegaron principalmente entre los años 1800 y 1900. Muchos de ellos siguen vinculados a la región de origen: en Santiago hay una Asociación Ligur, con casi 500 miembros, que entre las actividades también incluye la celebración de la fiesta de la Madonna della Guardia y el banquete de pasta con pesto, y se ocupa de difundir el idioma y la cultura regionales.
En definitiva, a pesar de que hay más de 11.000 kilómetros entre Génova y Valparaíso, el aire del mar no es lo único que nos hace sentir como en casa.
Imagen de portada:
El puerto de Valparaíso. Foto de Ilaria B.
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